Capítulo 4: Hacerla En Grande (Favorito del autor)
Tiempo de Lectura: 5 minutos
Panamá vs México y el aclamado concepto “Hacerla en Grande”
Cuando creces en un pueblo, en un país o ciudad chica, como yo en Panamá… Vas crecer en un entorno donde hacerla en grande es hacerla afuera… Donde pocos serán profetas en su tierra y cada éxito será poco aplaudido y rápido olvidado… Vas a crecer en un entorno donde pocos querrán verte triunfar, donde los mismos artistas se ponen zancadillas los unos a los otros, donde se aplicará la ley del cangrejo… mientras que estamos todos en la olla, apenas uno se asome para salvarse ¡FLAP! Venga pa adentro de regreso. (Esto ha cambiado en la nueva generación, lo veo)
Ahora bien, vas a crecer en un país con una oportunidad de conexión particularmente rápida, donde conocer a gente influyente y tener oportunidades en TV o escenarios, es algo muy lograble… Mantenerlo dependerá de muchos factores, expandirlo tal vez será un poco más complicado.
Así como abrir un restaurante en una ciudad chica va a tener el reto de que va a tener que generar un público cautivo demasiado fiel o innovar con ideas y menús recurrentemente por falta de volumen. Lo mismo pasa en el arte.
Es imposible que corras ‘Les Miserables’ por un año en Panamá como hacen en México ya que una ciudad de menos de 1M de personas, jamás te llenará meses de temporada. Entonces llegas a tener actores que hacen 3-4 obras al año (algunos hasta 11-12) y no necesariamente bien pagadas porque es costoso montar cualquier tipo de producción, desde festivales de música, hasta galerías de arte, ferias de libros o producciones teatrales.
Entonces sí, tal vez hacerla en grande es más difícil en un país como Panamá, por la falta de recurrencia y magnitud en proyectos (Esto mejora por minuto)… ¡Pero!
Hacerla en grande en México, Colombia o USA tampoco es como lo pintan las películas. Lo bueno de grandes ciudades es que agarras calle muy rápido porque hay mucho que hacer en el medio, hay miles de bares en donde tocar un balada, cientos de grupos de teatro alternativo, miles de banditas de rock, infinitas ferias y festivales por ciudad y la lista de oportunidades sigue… En donde el talento se cultiva y nutre a través de pequeñas y medianas oportunidades puntuales, las cuales no te hacen rico ni famoso, pero sí que te dan recorrido, cosa que tal vez nunca obtengas en tu pueblo y de sí obtenerlo, tal vez a un precio (Hablaremos de esto en el próximo capítulo).
Ahora bien, imagina ser un productor reconocido en México, ahí sí que es cosa dura porque abrir camino a conexiones, marcas, patrocinios y enlaces culturales, no es cosa sencilla, algo que en Panamá con algo de trabajo y paciencia se puede lograr relativamente rápido.
Entonces, si no te prometo que vas a ser tan grande como Yuri, pero te prometo que harás algo artístico a menudo…. Cuando por otro lado en Panamá harás cosas más relevantes, pero menos a menudo o por menos tiempo… y si te digo que en ambas vas a generar igual en términos económicos, ¿qué decides?
Probablemente el panameño elija la opción mexicana, y el mexicano la opción panameña, aunque para gustos los colores y para resultados, las decisiones.
En mi experiencia personal, por si sirve para darle contexto al tema, yo estudié y trabajé en Israel donde viví 6 años: serví al ejército 18 meses, estudié un año comunicación social con énfasis en radio y televisión, luego tres años producción musical e ingeniería de audio, trabajé desde recoger cables hasta operador y diseñador de luces/sonido en un teatro muy importante de una ciudad cercana a Tel Aviv, de ahí pasé a ser cantante de salsa en orquestas e inicié mi propia banda de rock Nota Sonotra con la cual recorrí el mundo en extensas giras y pude conocer grandes escenario, festivales y artistas, ni hablar de las miles de historias recopiladas. Con la banda llego a México por otros 5 años más, donde tomé todo el trabajo que pude (estaba intentando ser gigante). En México, Nota Sonotra tocó cientos de shows e hicimos numerosas giras promocionales, trabajé en estudios de grabación, produje artistas, fui maestro de música de kínder, Trainer de gym, modelo, promotor de perfumes, serenatero de fiestas privadas, estudié actuación para cine y teatro, fui actor de publicidad, actor de teatro, actor de cortos… Hasta que llega la oportunidad de regresar a Panamá, luego de 11 años de ausencia.
A 2 años de mi regreso tuve oportunidades de significante más peso, protagonizando una película en mi primer año de haber llegado, varios papeles protagónicos en teatro musical y ser presentador de un programa de televisión masiva, además de poder abrir mi propia productora comercial (más de eso luego en el Capt 7)…
La preparación y calle que recibí en Israel y México fueron CRUCIALES para que esto se dé en tan corto tiempo.
Musicalmente hablando, creo que en México hice cosas monstruosamente más grandes que en Panamá (por ahora), pero creo que tiene mucho que ver con el tipo público y escenarios disponibles y el género que interpretaba en relación al de ahora.
En fin, trato de explicar que como artista se puede hacer mucho y que el camino a la cima es largo y requiere de mucha paciencia, esfuerzo, estómago, tiempo, sacrificio, inversión, contactos y algo de poquita bastante suerte… Pero ya sabemos que en este blog no hablamos de fama ni grandeza, sólo TRABAJO y OPORTUNIDADES.
Eso me lleva a mi siguiente pensamiento, irme fue lo mejor que me pudo pasar, no solo por la calle que agarré ni por las oportunidades que tuve, sino porque por 11 años de mi vida, cometí TANTOS errores… recordando lo que dijo Caffrey ‘‘Make as many mistares as you can, then just don’t do them again’’… De eso me encargué, de no repetirlos.
Pero otra cosa que me salvó…. No tenía plata pero no sentía la presión de cuando trabajas en tu país natal, cuando todo el mundo que te rodea parece avanzar menos tú, sin poder conseguir trabajo, pagar renta, contando monedas, ni hablar de carros/viajes/restaurantes (Sí, este judío yeyesito no es lo que crees)… Toda esa presión no existía porque yo estaba en mi propio mundo, creciendo a mi propio ritmo, rodeado de gente que pensaba igual que yo y creció a mi lado.
Además de todos los errores que pude cometer, nadie que me pudiese cerrar puertas estuvo ahí para verlos, lo contrario.
Tal vez vivir en un pueblo chico, nos hace cargar nuestra historia todos los días y crecer o quitarse una etiqueta, cuesta el doble que en países grandes donde para que de por sí te la pongan, debes ser demasiado relevante.
Pero eso en el próximo capítulo… Irse o quedarse? La ventaja de haber vivido mis 20’s fuera de Panamá.